Estas prácticas discursivas de la mentira como estrategia actúan como dispositivos disciplinadores. El uso de la difusión masiva las magnifica y hace el resto. Nos apropiamos de lo falso y lo reproducimos como discurso propio. Es cómodo creer a ciegas, es cómodo que otros piensen por uno, y en esa comodidad vamos sacrificando libertad. Supimos con violencia lo que pasa cuando, para no arriesgarnos, nos miramos el ombligo repitiendo la mentira como un mantra, pero olvidamos con facilidad. Quedamos otra vez atrapados en el torbellino de falsedades arrojadas para generar miedo. La nota de La Nación es parte de ese torbellino.
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Es el que está a la altura del desafío –miedo incluido, derrota incluida– y sigue ahí, se hace cargo de lo que cree, de lo que sueña, de sus convicciones y, sobre todo y como disparador, de sus sentimientos."
Lean El Eternauta, pregúntense ustedes qué es lo que la obra dice, opinen diferente pero argumenten, háganse cargo.
Para quienes piensen que propiciar el pensamiento crítico adoctrina y que se viene el apocalipsis fascista, pueden hacer su denuncia al 0800 de la Ciudad de Buenos Aires.
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